En Sydney son las 9 horas y, tras finalizar el rodaje del musical Carmen junto a su amiga y vecina australiana Elsa Pataky Rossy de Palma Palma de Mallorca 00 atiende a los medios a través de Zoom. Lo hace para promocionar la miniserie Pajaritos a Cielo basada en las historias eróticas de Anais Nin donde De Palma interpreta a la lasciva y manipuladora Condesa Mantrax y que Starzplay estrena este domingo.

En plena pandemia del coronavirus, la artista más internacional de España tiene entre sus muchos proyectos la citada adaptación de la ópera de Bizet, el primer largometraje del marido de Natalie Portman, Benjamin Millepied, varias películas y una miniserie en su segunda casa, Francia, la serie Señor, dame paciencia de Atresmedia y Érase una vez Pero ya no en Netflix además de la próxima película de Pedro Almodóvar Madres Paralelas. La clave de tu éxito no te pones límites.

PRIMERO QUE TODO, ¿QUÉ TE ATRAÓ DE LOS PAJARITOS Y DE TU CARÁCTER, CONDESA MANTRAX?

Me gustó mucho que estuviera escrito, dirigido y producido por mujeres. Y basado en los cuentos de Anais Nin, que leí cuando era muy joven y que me abrieron muchas ventanas tanto de la sexualidad como de la libertad de ser mujer y del autodescubrimiento. También me atrajo el hecho de que estuviera ambientada en aquel Tánger de los años 50. Y de la Condesa lo que más me gusta es su armario porque tiene unos vestidos y sombreros muy lindos. Su personalidad, como es de esperarse, no tiene nada que ver conmigo porque es muy mala, muy manipuladora y muy abusiva de su poder.

Anais Nin escribió Pajaritos, las historias en las que se inspira Pajaritos, en la década de 1940. ¿Qué tiene de subversivo contar el despertar sexual y la búsqueda de libertad de Lucy Savage, la joven protagonista, en 2021? Bueno, parece que sigue siendo igual de subversivo, ¿no? Tendría que releerlos pero creo que siguen siendo muy actuales. Y creo que con el personaje de Juno Temple te puedes sentir identificado por cómo el marido, la sociedad y sus padres la condicionan cuando lo que quiere es descubrirse a sí misma y ser feliz.

En ese sentido, y como mencionaste antes, ¿por qué es importante para ti que detrás de cámaras el equipo esté liderado por la guionista Sophia Al-Maria y la directora Stacie Passon?
Aunque no quieras, hay una sensibilidad especial en la manera de contarlo. No me gusta diferenciar sexos porque el talento es talento ya sea hombre o mujer. Pero también hay una lógica abrumadora y es que los hombres escribirán sobre cosas que les resultan familiares ya que hombres y mujeres tienen un mundo diferente por ser mujeres. Y creo que es bueno que las mujeres empecemos a ser protagonistas de nuestra propia historia y que nadie la escriba por nosotras.
¿La sexualidad y sobre todo el deseo femenino siguen siendo escasos en el audiovisual?

Hace un tiempo un periodista francés me dijo que mi personaje es muy activo sexualmente y eso no me parece criticable. La libido es una gran cosa. Lo que no es muy digno de elogio es cómo logra sus fines sexuales mediante chantajes, miedos y amenazas. Quizás no estemos acostumbrados a ver mujeres sexualmente activas, independientes y poderosas. Pero personalmente toda mi vida ha sido atreverme y nunca he pedido permiso para hacer algo que creía que me pertenecía. Si mis derechos son míos no los pediré, los ejerceré. Ahora mismo se encuentra grabando en Australia, presentando una producción británica, y a punto de estrenar varios títulos en Francia, donde también ha sido condecorada con la medalla de oficial de la Orden de las Artes y las Letras. Evidentemente también trabajas aquí, pero ¿te sientes más valorado fuera que en España?

No soy muy nacional. Me costaría decir que soy española. Me cuesta decir que soy europeo. Lo máximo que puedo decir si me empujan a definirme es que siento el Mediterráneo. Pero también tengo sangre vasca y asturiana, con lo que también soy cántabro. Mi padre cuando era niño me decía 'eres mundial' y yo lo creí. Me siento ciudadano del mundo y ahora que estoy en las antípodas parece otro planeta y me siento como en casa, porque también me siento australiano.

Donde voy, me integro muy bien en el lugar. Y siempre digo que sólo creo que las fronteras gastronómicas y la geopolítica no me interesan en absoluto. Y nadie vino de Marte, todos somos del planeta Tierra. El caso es que en plena pandemia y con más de cincuenta años, se vive un momento de efervescencia laboral mientras muchas actrices denuncian que, a esta edad, apenas reciben ofertas.

Tampoco creo en los límites de la edad, para bien o para mal. A los 20 era como si tuviera 40 viví la adolescencia a los 30 ahora tengo 56 y estoy en la veintena, muy joven. No entro en las taquillas, soy demasiado libre. Si te defines te limitas y yo mismo ni siquiera sé quién soy. No soy actriz ni actriz. Soy una artista que trabaja como actriz, pero no tengo mi vida artística subordinada a la actuación entonces como artista estoy viviendo lo que viene. Tengo suerte de que no me falta trabajo pero siempre intento ponerle el corazón.